martes, 1 de mayo de 2007

Alma ¿Inmortal?


RESURRECCIÓN VS. REENCARNACIÓN - ¿Qué pasa cuando morimos? ¿Que diferencia hay entre alma y espíritu? ¿Que significa resucitar? ¿Los cristianos creen en la reencarnación?
"Mi alma está triste hasta la muerte" (Mr14:34)

La ciencia moderna ha avanzado de una manera tan impresionante que hoy en día la clonación humana es algo realizable. Este tema ha hecho surgir un sin numero de protestas por parte de los grupos religiosos. La "iglesia”, llámese católica, evangélica, mormona o cualquiera de las sectas pseudo-cristianas que andan por ahí, ha respondido de manera negativa a este asunto. Pero ¿por qué? La razón es sencilla.¿Un clon tendría alma? La respuesta es Sí. Sería un ser humano normal sencillamente porque los humanos no tenemos alma inmortal-espiritual como todos creen. Por lo tanto, la posibilidad de la clonación derrumbaría este falso dogma.

La levadura se introdujo en la iglesia

Debemos recordar la sabia frase de Pablo; “Un poco de levadura leuda toda la masa” (1Co5:6 / Gá5: 9). Cuando tenemos una falsa creencia, ésta comienza a dañarnos poco a poco hasta leudarnos completamente, hasta llenarnos de falsas creencias. Ésta levadura se introdujo en la iglesia en el momento en que se dijo que Dios estaba dividido en tres personas distintas. Desde entonces toda la doctrina de Yahshua se fue adulterando, hasta que no quedo casi nada de ella.

La “iglesia” comenzó a enseñar que si Dios está dividido en tres el hombre también lo está, por cuanto éste está hecho a su imagen y semejanza. Pero Dios es uno y el hombre es uno.


La formula del tres en uno no es mas que un calco de la antropología griega, llena de idolatría, que planteaba que el hombre era un ser compuesto de Cuerpo + Alma + Espíritu. A esto se le llama la Tricotomía del Hombre. El problema de filósofos y teólogos surgía y todavía surge al tratar de explicar la diferencia entre alma y espíritu.

El pensamiento griego era a su vez una versión moderna de la antropología egipcia, que planteaba que el hombre es un compuesto de Ba + Ka + Akh + Ren + Shwt (en el que Ba representaba al alma inmortal encerrada en el cuerpo).

Es imposible que resucite lo que no muere

Pero si el hombre es un alma inmortal encerrada en un cuerpo terrenal, entonces nunca morimos y lo que no muere es imposible que resucite, y si no hay resurrección de muertos tampoco Cristo resucitó (1Co15:13). Si esto es así, nuestro Señor sería un gran mentiroso.

Por otra parte ¿qué significa: “El alma que pecare, esa morirá” (Ez18:4-20)? O ¿”Mi alma está triste hasta la muerte” (Mt26:36-39)?


Por lo tanto, estas dos filosofías, la egipcia y la griega, resultan anti-cristianas.

La antropología hebrea, la de Yahshua, la del Antiguo Testamento, enseña que el hombre no es un compuesto, sino un todo indivisible. El hombre no tiene un cuerpo, sino que el hombre es un cuerpo. El hombre no tiene un alma, sino que el hombre es un alma.

¿Qué es el alma de la que se habla en la Biblia? El alma es el cuerpo: “...Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente...” (1Co 15:45).

El alma también está relacionada con la sangre: “...Todo lo que se mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo os lo doy, lo mismo que os di la hierba verde. Solo dejareis de comer la carne con su alma, es decir, con su sangre...” (Gn9:4-5 / Dt12:23) En fin, el alma no es algo etéreo, no es algo intangible, no es algo que sale del cuerpo al morir. Otra vez, el hombre no tiene un alma, el hombre es un alma.

¿El hombre es un animal?

El hombre fue creado como los animales, de hecho:

“...Dios los prueba y les demuestra que son como bestias. Porque el hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el uno como la otra: y ambos tienen el mismo aliento de vida... ...todos han salido del polvo y al polvo volverán...” (Ec3:18-21).

Sin embargo, "no toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves" y "se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1Co15:36+).

Como todo ser viviente, el hombre posee un aliento de vida. Ese aliento de vida es lo que se debe interpretar como alma, y todos los animales lo tienen, como lo dice Eclesiastés 3:19. La verdad es que lo único que nos diferencia de ellos es la razón, y es por medio de ésta que Dios estableció la comunicación con el hombre. Pero como dice el Señor, el hombre debe nacer de nuevo si quiere reestablecer la comunión con Él (Jn3).

El Espíritu

El espíritu del que habla la Biblia es el Espíritu de Cristo que entra en nosotros, pero no todos lo tienen (Ro8:9-11). Como decíamos antes, solo el que nació de nuevo lo tiene ¿Pero que es esto de nacer de nuevo? Es recibir el bautismo del espíritu, cuando uno se convierte en templo del Dios vivo (1Co3:16-17) y éste es el único bautismo que vale (Jn3:3 / Ef4:5).

Tipos de cuerpo
Como ya hemos dicho, existen dos tipos de cuerpos. Hay cuerpo terrenal o animal y hay cuerpo celestial o espiritual. El terrenal es el de carne y hueso, y el espiritual es el que nace del espíritu y es transformado (1Co15). En Juan 3 vemos a los dos tipos de hombre: El espiritual, Yahshua, y el terrenal, Nicodemo.

El espíritu te engendra por el oír con fe. Por medio de la palabra, de la semilla, nueva criatura eres. Nosotros en este momento somos cuerpos terrenales esperando a ser transformados en cuerpos espirituales.

¿Qué pasa cuando morimos?
“Polvo eres y al polvo volverás”. Es en el día final cuando Yahshua se acuerda de uno y entonces “He aquí que os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados” (1Co15:51). Si durante nuestra vida creímos que Cristo Yahshua es el único y verdadero Dios, nos mantuvimos como su siervos fieles y Él tuvo misericordia de nosotros, entonces seremos transformados para honra y viviremos eternamente en la presencia del Señor, “serán como ángeles” (Lc20:36). Pero para los hijos de desobediencia viene la ira de Dios y estos serán transformados para deshonra, serán desterrados eternamente de la presencia de Dios (Ef5:6 / Col3:6 / Heb4:6 / Ro9:21).

Publicado originalmente en 2003 en www.graciaypaz.netfirms.com. Editado en abril 2004. Editado para "El Código Yahshua" y www.CristianoUniversitario.com, 2005

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante interpretación de los textos “sagrados”, la verdad me has hecho reflexionar… No se si iras a leer esto que escribo, pero me han surgieron algunos puntos que chocan con lo que yo creo acerca de Dios y lo espiritual. La afirmación de que algo que no muere no puede resucitar, es decir que no existe la resurrección de los muertos, me induce pensar en un primer momento que es cierto lo que planteas, pero el espíritu no es algo que vuelve a la vida después de muerto, si no mas bien es algo que se renueva, y restablece su presencia en una nueva materialidad, es decir el alma reencarna, vuelve a hacerse hombre. Si creo que seamos cuerpos terrenales esperando a ser trasformados, a través de la caducidad de nuestro “empaque”, en seres “celestiales”. Pero dudo al respecto de lo que dices, sobre la finitud del espíritu y su nueva generación en relación a Jesús y su parte atemporal y omnipresente en todos nosotros. ¿ cómo podría estar Jesús en nosotros si a muerto al igual que su alma? ¿La ira de Dios es la Ira de Jesús? Y ¿cómo podría llegar a nosotros si su alma ah perecido junto con su cuerpo? Dudas que me surgen al pensar en lo que leo… Me ha llamado la atención cuando citas una pasaje, para decir que nacer de nuevo es el bautismo del espíritu que nos convierte en “templos del Dios vivo” ¿Entonces el espíritu de Jesús ha podido evitar su desaparición? Jesús fue un ser humano único e irrepetible, al igual que su muy iluminado espíritu y su legado fue el mas grande que ha recibido la humanidad, pero el no es, ni fue Dios. El nos mostró un camino a través de la palabra, la cual no paramos de malversar, y a través de sus actos … Gran paradoja en la que me encuentro al leer que “Cristo Jesús es el único y verdadero Dios”. Dios es el todo, lo no dado, aquello que no para de cambiar y durar, es lo abierto, y lo que hace que todos nosotros seamos “templos abiertos” en relación a El y a todos los demás seres. Somos templos de Dios por que podemos dar vida y por que estamos siempre cambiando en todos los niveles, todas las cosas. A mi parecer Jesús fue un ser humano, un elevado mensajero, que nos enseño un modo de mantener las puertas abiertas al Todo, a Dios. Te saluda atentamente Leandro.
(seriedecalidad@yahoo.com.ar)

Anónimo dijo...

Muy interesante interpretación de los textos “sagrados”, la verdad me has hecho reflexionar… No se si iras a leer esto que escribo, pero me han surgieron algunos puntos que chocan con lo que yo creo acerca de Dios y lo espiritual. La afirmación de que algo que no muere no puede resucitar, es decir que no existe la resurrección de los muertos, me induce pensar en un primer momento que es cierto lo que planteas, pero el espíritu no es algo que vuelve a la vida después de muerto, si no mas bien es algo que se renueva, y restablece su presencia en una nueva materialidad, es decir el alma reencarna, vuelve a hacerse hombre. Si creo que seamos cuerpos terrenales esperando a ser trasformados, a través de la caducidad de nuestro “empaque”, en seres “celestiales”. Pero dudo al respecto de lo que dices, sobre la finitud del espíritu y su nueva generación en relación a Jesús y su parte atemporal y omnipresente en todos nosotros. ¿ cómo podría estar Jesús en nosotros si a muerto al igual que su alma? ¿La ira de Dios es la Ira de Jesús? Y ¿cómo podría llegar a nosotros si su alma ah perecido junto con su cuerpo? Dudas que me surgen al pensar en lo que leo… Me ha llamado la atención cuando citas una pasaje, para decir que nacer de nuevo es el bautismo del espíritu que nos convierte en “templos del Dios vivo” ¿Entonces el espíritu de Jesús ha podido evitar su desaparición? Jesús fue un ser humano único e irrepetible, al igual que su muy iluminado espíritu y su legado fue el mas grande que ha recibido la humanidad, pero el no es, ni fue Dios. El nos mostró un camino a través de la palabra, la cual no paramos de malversar, y a través de sus actos … Gran paradoja en la que me encuentro al leer que “Cristo Jesús es el único y verdadero Dios”. Dios es el todo, lo no dado, aquello que no para de cambiar y durar, es lo abierto, y lo que hace que todos nosotros seamos “templos abiertos” en relación a El y a todos los demás seres. Somos templos de Dios por que podemos dar vida y por que estamos siempre cambiando en todos los niveles, todas las cosas. A mi parecer Jesús fue un ser humano, un elevado mensajero, que nos enseño un modo de mantener las puertas abiertas al Todo, a Dios. Te saluda atentamente Leandro.